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¿Cómo las Redes Revelan el Alma de Chihuahua y sus Sombras? | Opinión de Valeria Maldonado Molina

  • Foto del escritor: La Redacción
    La Redacción
  • 4 jul
  • 3 Min. de lectura
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Tengo la edad en la que crecí con un celular en la mano y las redes sociales como mi ventana al mundo. Y estos días, viendo cómo Chihuahua ha sido golpeado por las lluvias, no puedo evitar preguntarme si son estas plataformas que tanto usamos un motor de unión o una fuente de insensibilidad. Es un debate que me parece crucial, especialmente ahora que las calles se inundan y las historias de tragedia y heroísmo se mezclan en mi feed.


Por un lado, la respuesta es clara, las redes nos han convertido en un megáfono para la solidaridad. Soy testigo de cómo, en cuestión de minutos, se viraliza la imagen de una calle inundada y, casi al instante, alguien pregunta: “Quién necesita ayuda por ahí?".  Veo a mis amigos, a mi familia, compartiendo información sobre centros de acopio, pidiendo víveres para los albergues, organizando cadenas de apoyo para los vecinos. Y no solo es la gente común, también  vemos a líderes chihuahuenses, ya sean políticos que informan en tiempo real, personal de gobierno que coordina la ayuda, o esas increíbles asociaciones civiles que trabajan sin parar, usando estas plataformas para llegar a más gente y movilizar recursos. El orgullo que siento al ver a mi comunidad actuar así, con esa garra y ese espíritu de apoyo mutuo que nos caracteriza, es enorme. Las redes nos muestran esa parte hermosa de

Chihuahua, de gente que no se rinde y que siempre le tiende la mano al otro.


Pero, no todo es blanco y negro. La otra cara de la moneda de las redes sociales es dura de ver. Es frustrante, y a veces hasta indignante, encontrarse con comentarios de burla, con memes que se ríen de situaciones verdaderamente trágicas. Ver que se comparte una imagen del desentierro de cuerpos en los panteones por la fuerza del agua, o de las condiciones precarias en las que viven algunas personas vulnerables, y que esto sea objeto de burla, me desanima. Me hace pensar si estamos perdiendo la capacidad de empatizar, o nos estamos desensibilizando detrás de una pantalla, olvidando que del otro lado hay una persona real sufriendo.


Esto me lleva a una conclusión, no tan original.  Las redes sociales, como casi todo en la vida, tienen su lado positivo y su lado negativo. Son una herramienta, y su impacto depende enteramente de cómo decidamos usarlas. Sin embargo, en medio de esta tormenta que ha movido a Chihuahua hasta sus cimientos, primero el calor extremo, luego la sequía y ahora las inundaciones, me inclino a creer firmemente que el balance es positivo. Me quedo con la esperanza de que siga así y que estos teman que juegan con la vida de los ciudadanos, no se ponga en manos de la grilla, ni sea utilizado para monetizar  políticamente.


Gracias a que muchos de nosotros estamos enterados de lo que pasa en tiempo real, a que conocemos casos específicos y podemos ver las caras de quienes necesitan ayuda, la empatía se activa de una forma que antes era imposible. Las redes sociales nos acercan a la historia de esa persona que quizás nos cruzamos en la calle todos los días sin imaginar la situación que atraviesa. A partir de esta  sensibilización que nos generan las redes, los invito a salir a ayudar y motivar a otros a que lo hagan, tomen precauciones; cuidándonos a nosotros mismos, cuidamos a los demás. Recuerden, ayudar no solo es un trend, es una necesidad ante nuestra realidad.

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