Una nueva etapa para la justicia y la representación | Opinión de Leo Lozano
- La Redacción

- 4 sept
- 2 Min. de lectura

Iniciamos este mes con una etapa distinta que, sin duda, marcará el rumbo de nuestro país. Varios sucesos históricos, son los que anteceden estos días y nos colocan frente a un comienzo decisivo, no solo para nuestras instituciones, sino para la vida pública en general.
Hace unos días, la presidenta de la República presentó su informe, en el que proclamó, con una mezcla de júbilo y cinismo, que con la nueva integración del Poder Judicial se “acaba una era de nepotismo, corrupción y privilegios”. Más allá del discurso oficial, la pregunta que debemos hacernos como ciudadanos y particularmente como estudiantes y futuros abogados, es si en verdad habrá un cambio genuino o si solo estamos frente a una nueva fachada política.
Lo cierto es que para bien o para mal, este proceso es ya una realidad. Inician funciones, cargos del Poder Judicial y electos por voto popular, un suceso inédito que abre un capítulo de enorme trascendencia. Caras conocidas y otras que recién aparecen en el escenario serán ahora quienes impartan justicia, quienes sentencien y quienes marquen el pulso de la democracia judicial.
La esperanza es clara, que este nuevo Poder Judicial no se vea capturado por intereses, ni por la sombra de quienes apoyaron candidaturas. Que no sea un espacio ganado por la publicidad o el marketing, sino por convicciones firmes, principios sólidos y un compromiso real con la ley y con la sociedad. La justicia debe ejercerse con total humanidad, reconociendo que detrás de cada expediente hay vidas, familias y esperanzas.
Como estudiante de derecho, me llena de orgullo ver a docentes, amigos y conocidos que participaron en este proceso. Algunos lograron ganar, otros no obtuvieron los votos suficientes, pero todos dejaron huella. Queda demostrado que hay talento, preparación y vocación para servir en el ámbito judicial. Su ejemplo nos inspira a seguir preparándonos con disciplina y fe en que el derecho puede transformar la vida pública.
Del mismo modo, en nuestro Congreso del Estado se integró una nueva mesa directiva que tendrá la responsabilidad de conducir los trabajos legislativos. Desde aquí, deseo que cada diputada y diputado ponga su mirada en la juventud, que nos vea no como espectadores, sino como protagonistas del cambio. La voz de los jóvenes debe ser tomada en cuenta, porque somos la energía que impulsa, la fuerza que cuestiona y la esperanza que construye.
Hoy más que nunca necesitamos instituciones que actúen con apego a la ley, pero también con sensibilidad social. Que quienes asumen sus cargos públicos, ya sea en el Poder Judicial o en el Legislativo, lo hagan pensando en el futuro que heredarán a nuestra generación. La justicia no puede esperar; los jóvenes tampoco.
Cierro con una convicción personal: nuestro deber, como estudiantes, y como jóvenes comprometidos, es no quedarnos al margen. Debemos prepararnos, participar y ser parte de la transformación positiva que tanto necesita Chihuahua y México. La política y la justicia deben ser instrumentos de servicio, no de beneficio personal.
A quienes ganaron, mi más sincera felicitación. A quienes participaron, mi respeto y admiración.







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