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Parral merece agua limpia | Opinión de la Dip. Alma Portillo

  • Foto del escritor: La Redacción
    La Redacción
  • 29 abr
  • 2 Min. de lectura
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En Parral, abrir la llave del agua se ha convertido en un acto de fe. La crisis en la comunidad de San Andrés destapó solo un aspecto de la consecuencia directa de años de negligencia y desinterés de las autoridades encargadas del suministro de agua.


La Junta Central de Agua y Saneamiento y la Municipal deben brindar soluciones a las constantes fallas en el suministro.


Parral necesita atención urgente en materia del agua, no podemos seguir así. las autoridades están recibiendo casi 40 reportes de falta de agua al día, más de mil al mes y hay otra cifra oculta no se denuncia por que la ciudadania se ha acostumbrado: son familias a quienes se le afecta su salud y su vida.


Tenemos un alto índice de familias que tienen agua pocas horas al día, el 87 por ciento de nuestra ciudad enfrenta tandeos. Hay una realidad, el parralense no dispone de suficiente agua para su día a día y eso atenta contra la salud y la vida.


La verdad es simple: el agua de Parral está en crisis, y las autoridades no han hecho su trabajo.


Tuvimos que alzar la voz, denunciar públicamente y exigir soluciones para que, finalmente, la JCAS pusiera una planta potabilizadora en San Andrés.


Y lo decimos claro: esta reacción no fue un acto de voluntad, sino una respuesta obligada ante la presión social y política.


Pero no nos conformamos. Resolver el problema en una comunidad no significa que la crisis del agua en Parral esté resuelta. Lo que pasó en San Andrés es un reflejo de un problema mucho más grande: la mala gestión del recurso hídrico, la falta de inversión en infraestructura y la negligencia de quienes deberían garantizar la calidad y disponibilidad del agua para todos.


Es inaceptable que las familias de Parral vivan con miedo de enfermarse por tomar agua. Es inaceptable que haya colonias enteras que sufren cortes constantes, agua de mala calidad o que simplemente no tienen acceso suficiente.


Y es aún más inaceptable que solo cuando la crisis explota y se hace pública, las autoridades se vean obligadas a reaccionar.


No queremos remedios temporales. Queremos un plan real para garantizar el acceso a agua limpia y suficiente en toda la ciudad.


Queremos monitoreos constantes, inversión en infraestructura y transparencia en la gestión del agua. Queremos que cada familia pueda abrir la llave sin miedo a enfermarse.


El tiempo de la negligencia ha terminado. Ya no hay margen para errores ni excusas. Queremos soluciones reales, queremos agua limpia, y no nos vamos a detener hasta conseguirla.

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