La resistencia de una nueva generación | Opinión de Valentina Terrazas
- La Redacción

- 2 oct
- 2 Min. de lectura

Hoy la inquietante situación en la que se encuentra nuestro país resuena como una alerta ante una generación que tal vez no fue parte de la construcción de la democracia y las libertades en nuestro país, pero que sin duda está siendo testigo de su destrucción.
Los jóvenes que nacimos entre la última década del siglo XX y la primera del XXI estamos lejos de ser una generación conformista y pasiva. Conscientes del peligro en el que se encuentra nuestro país, un peligro que atenta contra la verdad, la vida y la libertad de las y los mexicanos, ya estamos levantando la voz y poniendo acción para frenar una ola de destrucción disfrazada de “transformación”.
Y como siempre, Chihuahua es punta de lanza, ejemplo de jóvenes luchones que no se rajan ni se doblan. En Chihuahua sabemos lo que ha costado construir un estado próspero, una tierra de oportunidades, y no estamos dispuestos a dar ni un paso atrás.
A más de un año de ver cómo el crimen organizado gobierna Sinaloa (y otros estados); después de años sin ver un servicio médico de calidad que por lo menos cuente con las medicinas y los insumos necesarios; constatar cómo salen a la luz las redes de huachicol que involucran a funcionarios del partido en el poder; comprobar cómo los nuevos encargados de impartir justicia en México no tienen idea de lo que están haciendo; ser testigos del despilfarro de dinero en un aeropuerto del que no salen vuelos, en una refinería que no refina, en una mega farmacia que no surte, en un tren que se descarrila; o problemas como el descuido de la educación de nuestras niñas y niños, el acoso a los medios de comunicación que cuestionan al gobierno federal, los 11 feminicidios diarios, las cifras preocupantes de pornografía y abuso infantil, y cientos de desgracias que hoy son la realidad de México.
Ante esto, Morena se atreve a decir “vamos por Chihuahua”. Pero aquí se van a topar con pared. En Chihuahua no hay espacio para el retroceso. Y somos los jóvenes quienes debemos asumir la primera línea de defensa: porque la amenaza es grande, pero nuestra generación lo es aún más.







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