Cruz, Adán, Andrea… y el silencio que los delata | Opinión de Froylán Castillo
- La Redacción
- 24 jul
- 2 Min. de lectura

Durante años, Morena construyó su narrativa sobre un enemigo claro, Genaro García Luna. Lo usaron como el símbolo de la corrupción, de la complicidad con el narco y del fracaso en seguridad pública. Lo repitieron como mantra para ganar elecciones, dividir al país, justificar su incompetencia y sus nulos resultados en materia de seguridad. Pero hoy, el gobierno de Morena tiene sus propios García Lunas, y lo más grave, los encubre.
El caso más escandaloso revela que es la DEA la que investiga directamente al alcalde de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, por sus vínculos con el crimen organizado. No es chisme, es una investigación internacional seria. ¿Y cuál ha sido la reacción del partido? Silencio absoluto. Morena calla, no destituye, no exige cuentas. No hay desplegados, no hay indignación. ¿Dónde están los que antes gritaban en contra de la corrupción?
Y la cosa no termina ahí, Tabasco, el estado que fuese la cuna de AMLO, ha comenzado a incendiar las filas de Morena. El exsecretario de Seguridad Pública de Adán Augusto López, Hernán Bermúdez Requena, está directamente vinculado a cárteles de la droga. Su operador clave ya está detenido, pero, ¿Dónde está Adán Augusto? Desaparecido. ¿Qué dice la dirigencia nacional? Nada.
Y por si fuera poco, la joven estrella de Morena, Andrea Chávez, senadora por Chihuahua, que presume honestidad y juventud, está rodeada de escándalos de financiamiento ilícito, vínculos sospechosos y estructuras opacas que le abrieron camino a base de dinero manchado. ¿Y qué hace Morena? La promociona como si fuera el nuevo rostro de la esperanza. Una esperanza financiada por el narco.
¿Dónde quedó esa autoridad moral que tanto presumen? ¿Con qué cara pueden seguir señalando a otros si hoy gobiernan de la mano de personajes con nexos criminales? La respuesta es clara, Morena ya no es diferente. Morena es el poder… y como todo poder sin contrapesos, está pudriéndose.
Por eso, es urgente voltear a ver lo que sí se está haciendo bien. En Chihuahua capital, Marco Bonilla ha demostrado que sí hay otra forma de gobernar. Con una estrategia de seguridad seria, con inversión en tecnología, con inteligencia policial, con resultados. Mientras Morena encubre criminales, aquí se les combate.
Chihuahua capital es hoy un municipio que ha decidido enfrentar la inseguridad con pantalones, con visión, con resultados. No con discursos vacíos ni pactos en lo oscurito.
La ciudadanía ya no puede ser cómplice con su silencio. No podemos seguir normalizando que los gobiernos de Morena encubran a criminales.
Si antes te indignabas con García Luna, hoy deberías estar exigiendo justicia por Cruz Pérez Cuéllar.
Si antes te enojaba la corrupción del pasado, hoy deberías estar señalando la de Andrea Chávez.
Si antes pedías renuncias por encubrimientos, hoy deberías exigir que Adán Augusto dé la cara.
Este país necesita ciudadanos despiertos. Urge una generación que no se deje manipular por el relato oficial, que no se trague los cuentos de “transformación” mientras los delincuentes se sientan en las oficinas públicas.
Morena merece estar tras las rejas, no en las boletas.
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